El último libro de Guillem López Casasnovas, catedrático de Economía y consejero del Banco de España, se convierte en una hoja de ruta a tener en cuenta a la hora de repensar la gestión de una de las grandes víctimas de la crisis española: el estado del bienestar.
¿En qué sentido el bienestar es desigual actualmente?
Sobre todo entre generaciones, por esta razón, la que yo trato en el libro es la desigualdad intergeneracional. Y es que, a pesar de haber visto como el equilibrio que había en el pasado -con una política social que protegía las personas mayores porque la gente joven ya se ocupaba el mercado de trabajo- se ha roto, la política social continúa focalizada en la población de edad más avanzada, desestimando así toda esta juventud.
Entonces, ¿cree que este enfoque erróneo de las políticas sociales, sumado a la crisis económica, podrá hundir nuestro estado del bienestar?
La financiación de nuestro estado del bienestar está sometida a dos requerimientos: el primero, condición necesaria, que la economía vuelva a una fase de crecimiento; el segundo, decisión política, que se determine qué queremos financiar con los recursos que se generan. Personalmente, lo que me preocupa más es, sea cual sea la decisión tomada, que sigamos gestionando el estado del bienestar como hasta ahora, es decir, creyendo que gastar más es siempre la solución. Esta crisis puede convertirse en la oportunidad para repensar cómo responderemos a los retos sociales presentes y futuros, y la vieja manera de hacer se ajusta muy poco a las necesidades actuales.
«No podemos seguir como hasta ahora, creyendo que gastar más es la solución»
¿Y qué piensa de cómo ha respondido hasta ahora el Gobierno a los retos económicos y sociales que han surgido con la crisis?
Como analista estoy a favor de la racionalización del gasto, es decir, priorizar y gastar los recursos en aquellas funciones públicas que más aportan al bienestar social. Pero, precisamente, esto no es lo que se ha hecho en nuestro país. En España, en la época que todo iba bien se ha gastado por aluvión, y con la crisis se ha llevado a cabo una especie de terapia de choque: empujados por la consolidación fiscal se han sacado las tijeras para no superar el objetivo de déficit que nos ha fijado Bruselas. Y esto no es el resultado de ninguna priorización hecha a partir de un análisis de incidencia sobre el bienestar de la población, más bien se ha hecho de cualquier manera.
¿Qué ha supuesto esta «terapia de choque» para el bienestar conjunto?
Técnicamente, los recortes que ha sufrido el estado del bienestar los han tenido que encajar los profesionales. Y esta manera de recortar toca techo; no se pueden ir rebajando continuamente los sueldos de los funcionarios por una cuestión fiscal cuando lo que debería se hacer es motivar a hacer mejor su actividad y pensar si el conjunto del gasto destinado a actividades públicas está justificado.
Usted también es experto en economía sanitaria. ¿Podría decir qué falla en nuestro sistema sanitario?
Queremos lo que hacen los nórdicos y los ingleses, pero no estamos dispuestos a utilizar los instrumentos que ellos utilizan porque políticamente aquí parecen complicados de manejar; hay miedo al qué dirán los medios, las corporaciones profesionales o los sectores de la población que se puedan movilizar por cada una de las decisiones.
Aunque no nos atrevamos, ¿qué deberíamos copiar de nuestros vecinos europeos?
Cada sistema funciona dentro de la cultura y valores del país en cuestión. Sin embargo, de cada modelo sanitario podemos sacar ciertos aspectos positivos: de los nórdicos, la priorización de las prestaciones; de los anglosajones, la transparencia en la toma de decisiones; y de los holandeses, la doble vía de financiación -por un lado a través de los impuestos, y por otro de los copagos o aseguramientos complementarios tutelados por el propio sector público-.
Por último, como consejero del Banco de España, ¿cree que una Cataluña independiente generaría tanta inseguridad y tensión para la banca y los mercados como dicen?
Estamos en un territorio nuevo, desconocido, sin precedentes. Cada uno piensa de manera diferente cómo estos escenarios inciertos pueden afectar la economía. En mi opinión, sin embargo, desde el punto de vista de los organismos internacionales ahora es mucho más importante el escenario que resulte de las elecciones generales de diciembre. Más que la secesión catalana los mercados temen una coalición entre socialistas y Podemos.
Guillem López Casasnovas no se conforma con una sola línea de investigación: es experto en el sector público y en el ámbito sanitario en particular, en balanzas fiscales, en la financiación de las haciendas locales, en la economía de la salud, en la dependencia, y en los equilibrios intergeneracionales. Aunque sus raíces estam en Ciutadella (Menorca), es catedrático de Economía en la Universidad Pompeu Fabra desde hace 23 años, cargo que combina con el de consejero independiente del Consejo de Gobierno del Banco de España. Gracias a sus conocimientos sobre economía sanitaria, también fue presidente de la International Health Economics Association entre 2007 y 2011, y ejerció de asesor experto para la Organización Mundial de la Salud en 2010.
El bienestar desigual. Qué queda de los derechos y beneficios sociales tras la crisis
Páginas: 345 páginas
ISBN: 978-84-9942-436-1
Editorial: Ediciones Península