Por definición, la balanza de pagos es el registro contable sistemático de las transacciones económicas entre residentes y no residentes de un país durante un periodo de tiempo determinado.
Dr. Onofre Martorell Cunill. Decano-presidente del Colegio de Economistas de las Islas Baleares.
Como todo documento contable, sigue la regla de la partida doble, y todas las operaciones son anotadas dos veces: una, en la columna de ingresos o variación neta de activos, y una segunda, en la columna de pagos o variación neta de pasivos. Lógicamente, como todo documento contable, su saldo final será equilibrado, pero los diferentes saldos parciales obtenidos hasta acabar el documento reflejarán déficits o superávits de balanza de pagos que contienen una información muy relevante para interpretar el estado de una economía.
Uno de los saldos más utilizados es el saldo de balanza de pagos por cuenta corriente, o capacidad o necesidad de financiación de una economía. Al igual que en una empresa, una situación de déficit en las transacciones corrientes de un país conllevará la aparición de pasivos o la disminución de activos para compensar dicho saldo, mientras que un superávit en dichas operaciones generará un aumento de los activos o disminución neta de sus pasivos (por ejemplo, deudas). De esta forma, déficits prolongados de un país en sus operaciones corrientes implicarán un creciente endeudamiento público o privado, o alternativamente venta de activos (empresas, acciones, inmuebles) a particulares, empresas o instituciones no residentes. De esta forma, situaciones prolongadas de déficit implicarán una mayor vulnerabilidad del país y merma de su soberanía, mientras que, alternativamente, la acumulación prolongada de superávits tenderá a sobrevalorar los activos del país (entre ellos, su moneda) haciendo menos competitiva su economía.
La situación ideal para una economía será poseer una balanza de pagos equilibrada de forma que periodos de ligeros déficits se alternen con periodos de superávit, de manera que no condicionen el objetivo último, que es el de obtener el máximo crecimiento económico del país y el máximo bienestar de sus ciudadanos. Precisamente, el Producto Interior Bruto (PIB), la magnitud normalmente utilizada para medir el crecimiento económico, es, también, una magnitud contable ligada a la balanza de pagos. De hecho, contablemente, el crecimiento de un país es la suma del crecimiento de su demanda interna y de su demanda externa, siendo esta última el saldo neto de la balanza de pagos de las partidas de Bienes y servicios.
En mundo cada vez más globalizado, la balanza de pagos se convierte en un instrumento cada vez más valorado.