La incertidumbre es su zona de confort y las jóvenes promesas del sector TIC su objetivo preferido. Por eso no sorprende que el mercado inversor le venga como anillo al dedo a Luis Martín Cabiedes, business angel y uno de los expertos en negocios digitales más importantes del país.
Tengo entendido que estudió filosofía…
Tuve la suerte de elegir la carrera que me enriquecía más como persona, es decir, no fui a la universidad para encontrar un oficio, sino a formarme. Por este motivo escogí filosofía. Eso sí, después de mi estancia en el IESE, en multinacionales y departamentos de marketing, me incorporé a la empresa familiar, que es Europa Press. Sólo puse una condición: quería nuevos retos. Lo primero que me tocó fue Europa Press Televisión a finales de los 80, después, en 1992, Internet. Y es que fuimos los primeros en apostar por la información on-line como proveedores de contenidos en grandes empresas como Microsoft.
¿Y esta es la génesis de su salto a las inversiones?
¡Exacto! A finales de década comenzaron a llegar por la agencia jóvenes con buenos proyectos vinculados al sector TIC que necesitaban contenidos. Entonces, empezamos a colaborar con ellos y, cuando nos dimos cuenta, ya estábamos invirtiendo dinero en sus compañías. En este momento ya vimos el potencial que tenía desarrollar una actividad sistemática de inversiones en start-ups de Internet.
«El emprendimiento es un subproducto del crecimiento económico sano y libre de corrupción»
¿Sólo Internet? ¿Por qué no invertir en otros ámbitos?
Todo buen inversor que se dedique a las acciones o a las start-ups se especializa en ese mercado que conoce mejor. En nuestro caso, nos focalizamos en la inversión en Internet, donde nos encontramos más cómodos. Por otro lado, también es cierto que actualmente el capital riesgo se concentra en los sectores más tecnológicos, porque engloban la mayoría de proyectos que multiplican por 10 sus beneficios.
¿España es un caldo de cultivo de buenos candidatos?
No cuesta tanto encontrar emprendedores del sector TIC en nuestro país, pero hay que tener una perspectiva global. España es el país que es. Aunque Barcelona sea un foco de emprendedores muy potente, está claro que no somos ni Silicon Valley, ni Berlín, ni Londres. Hay emprendedores españoles potentes y muy dignos, pero pasa como en otros ámbitos, que se marchan fuera en busca de oportunidades: una cosa es tener grandes jugadores como Pau Gasol y la otra disponer de una liga como la NBA.
¿Cómo podemos cambiar esta situación?
Esta realidad no se puede cambiar de un día para otro. Tampoco creo que le den la vuelta los políticos; mi confianza en ellos es nula. El emprendimiento es un subproducto del crecimiento económico sano y equilibrado y, sobre todo, no corrupto. Lo que no podemos hacer es incidir sobre los efectos sin atacar las causas.
A su juicio, ¿qué debe tener un proyecto para que decida apostar por él?
El primer requisito es que encaje dentro de mi estrategia. Después realizo un análisis tomando como base el modelo de Rob Johnson, que es el mismo que enseñamos en el IESE. Hablo de seis criterios que tienen poco que ver con los números -¡no me fío de las previsiones!- pero que sí siguen un esquema racional: mercado definido y existente; ventaja competitiva frente a la competencia; colaboradores con experiencia; timing; escalabilidad, y estrategia clara de salida del proyecto.
Y una vez llega a un acuerdo, ¿cuál es su implicación en la empresa?
Básicamente, lo mejor que se puede esperar de un inversor es que te aporte algo más que dinero. El emprendedor es quien debe llevar las riendas del proyecto. A mí no me gustan nada esos inversores que se creen más listos que nadie y que quieren neutralizar al emprendedor. Yo siempre busco empresarios que sepan llevar su negocio mucho mejor de lo que podría hacerlo yo.
¿Algún otro consejo para valientes como usted?
Los inversores deben formarse en su campo de especialización, diversificar, nunca hundirse si una inversión no sale como se esperaba -¡son los hándicaps de trabajar en un entorno lleno de incertidumbre!- y conducir sus negocios de una manera racional y sistemática, sin dejarse llevar nunca por modas o tonterías.
Como el buen musulmán que peregrina a la Meca, Luis Martín Cabiedes nunca falla en su viaje anual a Silicon Valley. Allí, en 1984, después de asistir a una conferencia de Steve Jobs, compró uno de los primeros ordenadores personales que llegaron a España. Convertido hace cerca de dos décadas en uno de los inversores en proyectos de Internet más reconocidos y respetados del país -a través de su propio fondo ha financiado start-ups como Privalia o Blablacar-, su destino estuvo siempre ligado a la empresa familiar: Europa Press. Se incorporó en 1989 con la condición de hacer sólo cosas nuevas, y lo consiguió. Desde 2008 también da clases en el IESE.
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Páginas: 159 páginas
ISBN: 978-84-9875-407-0
Editorial: Gestión 2000