La actualización de previsiones presentadas por el FMI a finales de enero de 2024, cuyos principales datos se resumen en la Tabla 1, en lo que hace referencia al crecimiento económico es “resiliente pero lento”, y en lo relativo a inflación, pronostican un “descenso sostenido hacia el objetivo”, con menciones explícitas al “aterrizaje suave” buscado por las autoridades económicas.
Juan Tugores Ques. Catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona.
Frente a la tónica general de otros Informes de organismos internacionales publicados en las últimas semanas, el FMI prevé para 2024 “repetir” la tasa de crecimiento de 2023, un 3,1%, suponiendo el dato para el año en curso una revisión al alza de dos décimas respecto a las previsiones de octubre pasado. Como siempre, la heterogeneidad en favor de las economías emergentes respecto a las avanzadas se mantiene, pero en torno “solo” a un punto (menos que la media de las últimas décadas), y asimismo las asimetrías dentro de cada grupo de países son notables, con el llamativo pronóstico de una convergencia en tasas de crecimiento para 2025 entre Estados Unidos y la eurozona, a partir de situaciones en 2023 en que la perfomance europea, muy lastrada por Alemania, ha sido sensiblemente inferior a la de Estados Unidos. Dentro de las economías emergentes, India sigue un ritmo una vez más superior al de una China que, pese a las dificultades –inmobiliarias y otras–, se mantiene por encima del 4%. Asimismo, cabe destacar que, por regiones, tras el primer lugar habitual de Asia, se sitúa África subsahariana.
Adicionalmente cabe destacar la previsión de que el comercio internacional, tras un lánguido 0,4% de crecimiento en 2023, se anticipa por parte del FMI a ritmos del 3,3 y 3,6% para 2024 y 2025, respectivamente.