La digitalització del sector financer té cada cop més rellevància. No obstant això, també ha augmentat el risc de robatori de dades i de fraus informàtics. Això comporta conseqüències cada vegada més complexes i negatives, com ara la generació de pèrdua de credibilitat i el dany a la reputació de les institucions, a més d’un impacte financer força elevat.
Marcelo Fondacaro. COO de VeriTran.
En este contexto las contraseñas ya no son una garantía y es necesario buscar nuevos métodos de protección de datos.
Cómo conseguir mejores estándares de seguridad
Si bien no existe un mecanismo que garantice al 100% la disminución del riesgo al crimen cibernético, la multiplicidad de mecanismos de seguridad informática aumenta las probabilidades de combatir estas situaciones y brinda a los clientes mayor seguridad y confianza en el desarrollo de sus transacciones.
El dúo dinámico de la seguridad bancaria: biometría y tokenización
Una combinación entre la biometría y la tokenización es una de las soluciones en seguridad informática.
Los sistemas biométricos son un conjunto de tecnologías digitales que utilizan los rasgos físicos de las personas como medio de autentificación. Y la tokenización hace referencia a aquel mecanismo mediante el cual se reemplazan los datos y la información más sensible del titular de una tarjeta o medio de pago por un token aleatorio que cambiará constantemente siempre que el usuario realice una transacción.
La combinación de este tipo de soluciones otorga importantes beneficios para los usuarios, ya que permiten que no tengan que recordar contraseñas, y facilita que la información esté siempre protegida de cualquier ataque cibernético por suplantación de identidad, al tener la certeza de que siempre se emitirá un número de identificación diferente al que solo se tiene acceso a través del token.
Sería poco realista afirmar que este es el fin de los crímenes cibernéticos. Sin embargo, innovaciones tecnológicas como las anteriormente mencionadas y la capacidad de combinación que se puede realizar entre ambas, elevan en gran medida el nivel de confianza y tranquilidad que pueden brindar las compañías bancarias a sus clientes en una era en la que los procesos digitales han cobrado total protagonismo en la vida de cualquier persona.