Cumplir 140 aƱos no es una meta fĆ”cil de alcanzar para una empresa. La cervecera Damm celebrarĆ” este aƱo esta efemĆ©ride con unas premisas muy claras: Ā«Apostar por la innovación y la internacionalización, y mantener un sólido liderazgo de todas las marcas en el mercado domĆ©sticoĀ». AsĆ lo explica Fede Segarra, responsable de Relaciones Externas de la compaƱĆa, quien tiene muy claro que el Ć©xito de Damm, que elabora mĆ”s de tres millones de litros de cerveza al dĆa, responde a una fórmula imbatible: Ā«Hacemos la misma cerveza i con la misma pasión que el fundador de la empresaĀ».
Texto: Montse Torres
Fotos: Cedidas
El fundador de Damm, el joven cervecero alsaciano August Kuentzmann Damm, llegó a Barcelona procedente del norte de Francia a finales del siglo XIX huyendo de la ocupación alemana durante la guerra franco-prusiana. En CataluƱa, en pleno Sexenio Revolucionario, corrĆan tiempos convulsos, con la Tercera Guerra Carlista gestĆ”ndose en la sombra y la Primera RepĆŗblica a punto de ver la luz. Su capital, Barcelona,tambiĆ©n se encontraba en plena ebullición. La ciudad desbordaba sus antiguos lĆmites, y el Plan CerdĆ” y el Ensanche nacĆan para abrir y dar aire a una ciudad hasta entonces cerrada por las antiguas murallas. En este contexto, la cerveza era aĆŗn poco conocida en un paĆs de tradición vitivinĆcola, donde el vino habĆa sido durante siglos la bebida habitual en todas las mesas. Pero esto no desanimó a Damm, quien en 1872 fundó, con un socio catalĆ”n, una pequeƱa factorĆa de producción cervecera en el Poble Nou, Camps y Kuentzmann, a la que tambiĆ©n se aƱadió su primo, Joseph Damm. Su producto: la cerveza Strasburger, se comenzó a servir en la popular cervecerĆa Gambrinus, una de las primeras que existieron en la Ciudad Condal, y un sĆmbolo del Ć©xito que esta nueva bebida tendrĆa en pocos aƱos.
En 1876 los primos Kuentzmann y Damm abrieron su propia cervecera en la calle Viladomat, dando lugar al primer embrión de lo que aƱos despuĆ©s serĆa la empresa Damm.
El embrión de Damm
Esperanzados por la buena acogida, en 1876, los primos Kuentzmann y Damm abrieron su propia cervecera en la calle Viladomat, dando lugar asĆ al primer embrión de lo que aƱos despuĆ©s serĆa la empresa Damm, con unos valores fundacionales que, tal como explica Segarra, aĆŗn se mantienen actualmente: Ā«Empresa familiar y espĆritu de esfuerzo y emprendimientoĀ». En aquella Ć©poca la cerveza empezaba a ganar popularidad en las Ramblas, en las fiestas de verano y en las terrazas de la ciudad y, a pesar de la prematura muerte de Kuentzmann sólo un aƱo despuĆ©s, Damm siguió con el proyecto en calidad de tĆ©cnico y maestro cervecero. MĆ”s tarde se le sumaron sus hijos.
En pocos aƱos, la expansión de la compaƱĆa fue imparable y en 1905 Damm se instauró en la fĆ”brica La Bohemia (su sede durante mĆ”s de 80 aƱos) en la calle Rosselló en un, entonces incipiente, Ensanche barcelonĆ©s. La nueva ubicación le permitió seguir creciendo, tanto en producción como en oferta, y en 1920 se logró un hito importante: doblar la producción respecto al primer aƱo de vida. Todo esto, teniendo en cuenta que aĆŗn no se fabricaba uno de los buques insignia de la compaƱĆa, la famosa Estrella Dorada, que nacerĆa un aƱo mĆ”s tarde (en 1921) y que casi un siglo despuĆ©s sigue siendo una de las cervezas mĆ”s consumidas en nuestro paĆs, ahora bajo la marca Estrella Damm.
Las mayores dificultades para Damm surgieron durante la inmediata posguerra espaƱola debido a la escasez de materia prima y las restricciones elƩctricas.
Momentos difĆciles
Aquellos locos años 20 fueron buenos tiempos para la cerveza, por entonces un producto conocido y popular. Por este motivo, Damm apostó por realizar una fuerte inversión en maquinaria que le permitió llegar a los 157.000 hectolitros en 1935. Pero la Guerra Civil española truncó aquellos años de bonanza. En 1936 la empresa fue colectivizada y pasó a ser controlada por un comité de trabajadores. Mientras tanto, La Bohemia se utilizó como refugio para una población atemorizada por las bombas de la aviación italiana de Mussolini, haciendo uso de la sirena de cambio de turno para alertar a los ciudadanos de los ataques aéreos sobre Barcelona.
DespuĆ©s del conflicto, las cosas no mejoraron. De hecho, las mayores dificultades para Damm (convertida de nuevo en una empresa privada), surgieron, como explican desde la propia compaƱĆa, durante la inmediata posguerra espaƱola. Entonces, como les sucedió a otros empresarios, los responsables de la cervecera tuvieron que hacer frente a la escasez de materia primera y a las restricciones elĆ©ctricas que caracterizaron los primeros aƱos de la dictadura franquista.
El gran impulso
No fue hasta los aƱos 50 y 60 del siglo XX que Damm comenzó a recuperar el impulso que siempre la habĆa caracterizado, creando nuevos productos (en 1955 nació la doble malta Voll-Damm, una cerveza de alta graduación estilo cerveza de marzo o MƤrzenbier y renovando la flota de transporte. Esto Ćŗltimo comportó la eliminación definitiva de los caballos que hasta entonces se habĆan utilizado para repartir la cerveza.
Durante la misma Ć©poca tambiĆ©n se apostó por la expansión comercial a escala nacional, por lo que Estrella Dorada y Voll-Damm dejan de ser marcas regionales y se venden por todo el paĆs. El crecimiento de la compaƱĆa continuó de forma imparable durante los aƱos 70 y 80, y el nuevo punto de inflexión para Damm llegó en 1991, cuando, a raĆz de los Juegos OlĆmpicos de Barcelona 92ā (de los cuales la compaƱĆa fue uno de los principales patrocinadores), se deja de producir en la planta de la calle Rosselló y se traslada toda la producción a la fĆ”brica de el Prat. Una factorĆa que, hoy en dĆa, despuĆ©s de las obras de ampliación realizadas en el aƱo 2010, da lugar a una producción de mĆ”s de cinco millones de hectolitros. Pero siempre manteniendo unos altos estĆ”ndares de calidad, porque, tal como explica Segarra: Ā«En Damm siempre hemos creĆdo que el Ć©xito de una empresa estĆ” muy ligado a la calidad de sus productosĀ».
Karen Peiró, el secreto del alquimista
QuizĆ” alguna vez se ha preguntado cuĆ”l es la fórmula secreta de los productos Damm. Pues la respuesta la tiene Karen Peiró, maestra cervecera y responsable de producción de todas las cervezas del grupo. Ella es la segunda generación familiar que trabaja en Damm. Hija del que fue jefe de mantenimiento de La Bohemia y ahijada de uno de los históricos maestros cerveceros de la compaƱĆa, creció entre depósitos de cerveza y olor a lĆŗpulo. De hecho, recuerda que cada Navidad los hijos de los trabajadores iban a la fĆ”brica, donde entregaban la carta al paje real y recibĆan regalos. No es raro, de hecho, en una empresa donde habĆan llegado a coincidir cuatro generaciones familiares y donde la filosofĆa empresarial pasa por Ā«devolver a la sociedad una parte importante de los recursos que generamosĀ», explica Segarra.
Con estos antecedentes Peiró, que estudió QuĆmica en Barcelona y se formó en cervecerĆa en Alemania, hace mĆ”s de 15 aƱos que recaló profesionalmente en Damm. AquĆ, se encarga de la elaboración y producción de todas las cervezas, un proceso que, segĆŗn ella misma explica, no es sencillo, ya que Ā«desde el malteado del grano hasta el envasado de la cerveza pasan tres mesesĀ». Unos meses en los que Peiró y su equipo utilizan la receta tradicional (la levadura original importada de Alsacia) pero con las Ćŗltimas innovaciones tecnológicas para garantizar una cerveza con unas caracterĆsticas siempre iguales para el paladar del consumidor. Un reto nada fĆ”cil, teniendo en cuenta que las materias primas cambian cada temporada en función de caracterĆsticas como la climatologĆa. Sin embargo, Karen tiene claro que uno de los puntos fuertes de Damm es su apuesta por la innovación, lo que la ha convertido en una de las cerveceras mĆ”s modernas de Europa, Ā«y esto repercute en la calidad final del producto Ā«, concluye.