La quiebra de Lehman Brothers a finales de 2008 fue el desencadenante de la crisis financiera mundial que aún padecemos. Un año antes, en 2007, la prestigiosa revista Fortune la había designado como una de las entidades estadounidenses de inversiones más admiradas. A continuación, en este artículo recordamos que pasó y los principales errores cometidos.
Text: Oriol Amat. Catedrático de Economía de la Universitat Pompeu Fabra, economista i presidente de ACCID.
Lehman Brothers, entidad global de servicios financieros, fue la protagonista de una de las mayores quiebras de toda la historia con una deuda que superaba los 600.000 millones de dólares. Fue la gota que colmó el vaso y hacía evidente que iniciaba una crisis financiera mundial de dimensiones mayúsculas. En el crack de 2000, el gran escándalo fue Enron, que arrastró con él a una de las más grandes firmas de auditoría: Arthur Andersen. En 2008, Lehman Brothers fue el máximo exponente de un sistema financiero que hacía aguas.
El desencadenante
El principal motivo de la quiebra fue la concesión de miles de millones de dólares de hipotecas basura, es decir, de préstamos hipotecarios a clientes con baja calificación crediticia (personas en paro y/o con bajos ingresos) que financiaban el 100% del valor de la vivienda. Estos préstamos alimentaron la burbuja inmobiliaria que, cuando explotó, aceleró los impagos. Hasta entonces, se había conseguido ocultar un maquillaje contable masivo que consistía en transferir préstamos basura de clientes insolventes a filiales de las Islas Caimán. De este modo, la entidad daba a entender que tenía mucha tesorería, en lugar de préstamos que no valían nada. Por lo tanto, estaba ocultando pérdidas multimillonarias.
Poco antes de la quiebra de Lehman, en Estados Unidos el Gobierno ya había rescatado a varias compañías que también habían abusado de las hipotecas basura: Bear Stearns, Freddie Mac y Fannie Mae. Pero Lehman Brothers fue diferente; el Gobierno la dejó caer. La razón oficial fue que se quería dar un aviso, ya que los contribuyentes no tenían que pagar las consecuencias de todas las malas prácticas. De todos modos, que la caída de Lehman Brothers acelerara la crisis financiera mundial hizo que, posteriormente, los gobiernos de todo el mundo, incluyendo el de Estados Unidos, siguieran rescatando a la mayoría de las entidades que iban quebrando. Por ejemplo, pocos días después de la caída de Lehman, la aseguradora AIG recibió una ayuda de 85.000 millones de dólares a cargo de los contribuyentes y así evitar la quiebra.
El principal motivo de la quiebra fue la concesión de miles de millones de dólares de hipotecas basura: préstamos hipotecarios a clientes con baja calificación crediticia que financiaban el 100% del valor de la vivienda
Los principales errores
-La mala regulación explica la proliferación de productos financieros inviables que permitieron que algunas entidades crecieran exponencialmente. Sobre Lehman Brothers, Bruce Dubinsky, de la Association of Fraud Examiners, declaró: «Lehman Brothers se aprovechó de los errores de la legislación».
– Se trataba de un negocio basado en productos financieros inviables: las hipotecas basura que financiaban la totalidad de los inmuebles.
– Los altos riesgos se justificaban con la hipótesis de que la vivienda nunca bajaría. Por lo tanto, no se tuvo en cuenta que en los últimos 150 años, los bienes inmuebles habían subido y bajado más e una veintena de veces.
– Como sucede en la mayoría de los grandes escándalos financieros, la operativa a través de paraísos fiscales (Islas Caimán) evitó que las autoridades, las agencias de rating y los auditores detectaran los problemas a tiempo.
– La codicia generalizada alimentó la burbuja y, cuando ésta explotó, el pánico hizo más profunda la crisis.
– Entidades y directivos sin escrúpulos, y un sistema de incentivos perverso que premiaba prácticas que terminaron hundiendo a empresas y clientes. Según The Institute for Policy Studies and United for a Fair Economy, en 1976 la retribución media de los ejecutivos de las grandes empresas era 36 veces superior a la del trabajador medio. En 1989 pasó a ser 71 veces superior y, finalmente, en 2007 ya hablábamos de 275.
Las dos caras de la moneda
Tras la quiebra de Lehman Brothers, millones de personas han perdido sus ahorros y, debido a la crisis, muchos millones más han perdido su empleo y se han empobrecido. Sin embargo, para la mayoría de los causantes de la crisis, las cosas no han ido tan mal…
Richard S. Fuld, consejero delegado de Lehman Brothers cobró, entre 1993 y 2008, más de 500 millones de dólares entre sueldo y bonus. Lo más escandaloso es que una parte importante de los bonus siguieron cobrándose después de la quiebra. Por otra parte, Fuld tomó rápidas medidas para proteger su patrimonio: por ejemplo, le vendió a su mujer una de sus mansiones por 100 dólares, la que tenía en Florida, que en su momento le había costado 13 millones de dólares.
Richard S. Fuld, consejero delegado de Lehman Brothers cobró, entre 1993 y 2008, más de 500 millones de dólares entre sueldo y bonus. Su mano derecha, Joe Gregory, aún reclama los 233 millones de dólares de indemnización por el despido
Otro caso destacable es el de Joe Gregory, director de operaciones de Lehman y mano derecha de Fuld. Aparte de coleccionar mansiones lujosas, era propietario de un helicóptero con el que se desplazaba de Long Island a Manhattan para ir al trabajo cada día. Gregory fue despedido por Fuld poco antes de la quiebra y ahora es uno de los principales acreedores de Lehman, ya que reclama 233 millones de dólares de indemnización por el despido.
A pesar de las malas prácticas, la justicia no declaró culpable a ninguno de los dos, pues se toparon con que no habían vulnerado ninguna normativa. Sin duda, en vez de dejar que Lehman Brothers perjudicara a millones de ahorradores, habría sido mejor rescatar a la población y enviar a la cárcel a los causantes de esta crisis.
Lo que le pasó a Lehman Brothers comparte muchas similitudes con el caso de Enron (2000) y, si miramos atrás, con muchas otras situaciones -como por ejemplo, la burbuja de los tulipanes en Holanda en 1637-. En definitiva, la larga historia de los cracks y las burbujas pone de manifiesto que hay una serie de errores que se van produciendo una y otra vez sin que se aprenda la lección.
Unos años después de la quiebra de Lehman Brothers, un gran número de grandes compañías siguen con sistemas de incentivos perversos y la mayoría de inversores asumen riesgos excesivos. Muy pocos causantes de la crisis han sido castigados. Por otra parte, en Estados Unidos y Europa la masa monetaria se ha duplicado desde 2008, ya que los bancos centrales han inundado el mercado de dinero para hacer frente a la crisis. Si no se aprende la lección, se mejora la regulación y se castigan más ejemplarmente las malas prácticas, volveremos a caer en los mismos errores. Y como se olvida demasiado a menudo, es necesario priorizar la prudencia en las inversiones. Como dice Warren Buffet: «Deberías invertir en empresas que incluso un loco podría dirigir, porque algún día un loco lo hará».