El inglés está sólidamente establecido como lengua vehicular o franca de los negocios y, dadas las complejidades de aprender chino mandarín, parece que seguirá siendo así en el futuro cercano. Pero ¿cuáles son las necesidades específicas de la empresa respecto de este idioma?
Texto: Richard Rooze. Director del British Council de Barcelona y Baleares.
El uso del inglés por razones empresariales sigue creciendo, ya que la demanda de hablantes con un nivel alto de este idioma para que participen en reuniones cara a cara -, pero también en conferencias telefónicas o por vídeo- y en la toma de decisiones es constante. Sin embargo uno de los principales retos de esta lengua en el ambiente cambiante y cada vez más global de las organizaciones es el tipo de inglés hablado por gente de diferentes nacionalidades. Ahora las empresas a menudo demandan recursos de listening para ayudarles a entender, por ejemplo, el inglés indio o chino. Este es un cambio significativo de énfasis, que no juzga la corrección de estos tipos de inglés, sino que más bien busca estrategias pragmáticas para entender o para ser entendido.
Lengua e imagen corporativa
La cuestión de la imagen corporativa es un tema que surge muy a menudo. La gente normalmente dice que les parece que no están proyectando la imagen de la empresa correctamente si no hablan bien. Esta preocupación refleja la realidad de que una empresa que quiere triunfar en el mundo moderno necesita trabajadores con un alto nivel de inglés. Las negociaciones complejas y con matices lo requieren, y contar con unas buenas habilidades lingüísticas infunde confianza a clientes, socios y colaboradores.
Muchas empresas ponen como condición acreditativa de competencia un nivel avanzado o de C1 a sus nuevos trabajadores, y este hecho ha cambiado la naturaleza de sus necesidades de aprendizaje. La palabra clave aquí es la especialización. La enseñanza que se pide está basada en las necesidades y en un contexto específico. Las sesiones de training deben adaptarse a las necesidades de los estudiantes más que a la inversa, y estas necesidades son mucho más funcionales.
El proceso de enseñanza ya no implica enseñar temas generales; conlleva evaluar cuáles son las carencias específicas en cuanto a las habilidades y conciencia lingüística de los estudiantes y averiguar cómo se pueden suplir. Esta tendencia significa que ahora las empresas piden cursos más personalizados, un hecho que pone la exigencia no sólo en los estudiantes, sino también en los profesores, en el sentido de que estos deben estar más especializados y ser más funcionales para adaptarse al cambiante contexto empresarial.
La cuestión de la imagen corporativa preocupa. Una empresa que quiera triunfar en el mundo moderno necesita trabajadores con un alto nivel de inglés. Contar con buenas habilidades lingüísticas infunde confianza a clientes, socios y colaboradores