Estado de crisis (Paidós, 2016) es fruto del diálogo entre el sociólogo y pensador polaco Zygmunt Bauman y el sociólogo italiano Carlo Bordoni alrededor de la crisis de la que tanto hemos oído hablar. Una crisis no sólo económica, sino de la capacidad de acción del poder y la política, de la democracia representativa y la soberanía del Estado.
Texto: Alfonso Cebrián. Doctor en Ciencias Económicas.
El libro se divide en tres bloques diferentes: la crisis de estado, la modernidad en crisis y la democracia en crisis. Durante todo el recorrido por los diferentes episodios, Bauman y Bordoni debaten sobre preguntas y temas referentes a cada apartado, exponiendo su punto de vista, argumentando sus respuestas y comentando las aportaciones del otro. Gracias a esto, y a sus puntos contrarios y a aquellos coincidentes, nos exponen diferentes visiones acerca de un mismo tema, que podemos o no compartir, pero que seguro nos hará reflexionar.
Porque, de hecho, la crisis mundial económica no ha salvado a nadie: todos, en un grado u otro, la hemos sufrido y nos hemos preocupado, nos ha dado dolores de cabeza y hemos reflexionado y tenido largas conversaciones con amigos y conocidos acerca del tema. Si intentamos recordar por un momento esas conversaciones, fácilmente nos vendrá a la mente las connotaciones económicas de las mismas. Las medidas que adoptaríamos, las que creemos que no han sido correctas a nivel particular (como bien nos han repetido una y mil veces: “Vivíamos por encima de nuestras posibilidades”, por lo que hemos podido hacer también autocrítica), y las que hemos visto que los políticos tomaban por nosotros. Así que poco a poco, estas conversaciones acerca de las crisis económicas, se convierten en conversaciones acerca de la política, del poder, de la indignación y del sistema en general.
un mundo dividido
Bauman y Bordoni hablan acerca de la corrupción y los escándalos como detonantes de la “antipolítica” y de los movimientos de indignados surgidos a raíz de las decisiones de los mandatarios, y no podríamos tener un mejor ejemplo que el del país en el que vivimos. La sensación de la población es de que algo no acaba de funcionar: más allá de las personas, la crisis nos deja reflexionando acerca de la inutilidad del sistema tradicional y de las carencias cada vez más evidentes que muestra el sistema democrático tal y como lo conocemos. La desigualdad que se ha acentuado aún más tras esta grave crisis y las deficiencias que han salido a la luz, constatan la sugerencia que mencionan de Richard Rorty: actualmente, existe una clase superior que toma las grandes decisiones económicas sin tener en cuenta lo que un país ha votado, pues excluye a los Parlamentos y opera en base a sus propios intereses. Esta reflexión da lugar a la tesis principal que desarrollan los autores, donde exponen que la crisis es algo más que económica: es una crisis de democracia que ha venido para quedarse, y que afecta de tal manera al sistema que debe replantearse un cambio profundo para poder seguir adelante.
Más allá de las personas, la crisis nos deja reflexionando sobre la inutilidad y las carencias cada vez más evidentes que denota el sistema democrático tal y como lo conocemos
una cuestión de confianza
Más allá del concepto de modernidad líquida establecido anteriormente por Bauman, como fruto del capitalismo, de la globalización y la sociedad de consumo, parece ser que la situación se ha vuelto mucho más caótica, volátil e incierta de lo que este término predecía. La decadencia del Estado de bienestar que profetizaba en anteriores ensayos es clave en este, al hablarnos sobre la crisis de confianza de la sociedad en la capacidad del estado para trazar soluciones que nos ayuden a seguir adelante. Bauman bautizaba como “líquido” el periodo histórico en el que dejaríamos atrás aquellos temores pasados y en el que los ciudadanos iban a poder controlar sus vidas, y por lo tanto, también la política y la economía, llevándolas hacia un resultado óptimo para la mayoría y no para los más poderosos.
Adentrados en las conversaciones, observamos cómo la conclusión se precipita hacia la idea de que la crisis de la democracia es, sobre todo, una crisis de confianza hacia los líderes escogidos y su inaptitud e incapacidad para gobernar, para poder usar de forma positiva el poder que tienen. Nos exponen que la relación existente entre el poder y la política en manos del Estado-Nación ha terminado: el poder ha logrado globalizarse pero las políticas siguen siendo tan locales como lo han sido siempre. Esta incongruencia acaba por destruir la confianza de la gente en el sistema democrático por el incumplimiento de sus promesas. El estado se ha convertido en el ejecutor de un poder superior que no encuentra oposición alguna, y esa desprovisión de responsabilidad nos lleva al “Estado sin Estado” post-modernista, vaciando el concepto de democracia y dirigiéndonos hacia la post-democracia, donde nos encontramos con una crisis del igualitarismo así como con la trivialización de los procesos democráticos en la que los ciudadanos y la política se van alejando cada vez más. Esto desemboca en la falta de confianza, en que los ciudadanos ya no creen en el futuro como algo mejor, en que puedan mejorar su modo de vida.
Observamos cómo la conclusión del libro se precipita hacia la idea de que la crisis de la democracia es, sobre todo, una crisis de confianza hacia los líderes escogidos y su ineptitud para gobernar y utilizar de forma positiva el poder que tienen
vIENEN CAMBIOS
La crisis actual, por lo tanto, engloba muchas otras crisis en su interior, como la de la soberanía real política de los Estados frente a las grandes corporaciones y el mercado, la crisis de la capacidad de acción de los gobiernos para garantizar a los ciudadanos su bienestar, pero sobre todo y especialmente una crisis existente que no permite la cohesión social y que pone en jaque a la actual democracia representativa. Las preocupaciones desarrolladas y compartidas en el diálogo entre Bauman y Bodoni sobre el resultado de un capitalismo más extremo que el que conocemos y que nos lleva a una disolución de la sociedad tal y como la conocemos ahora, así como el triunfo del individualismo que está acabando con los mínimos de igualdad en un sistema democrático. Nos auguran tiempos que acarrearán cambios profundos para que la ciudadanía pueda exigir lo que es justo y asegurarse un futuro de oportunidades y esperanza.
Carlo Bordoni es sociólogo, periodista y escritor. Escribe para Il Corriere della Sera y el medio digital Social Europe, entre otros. Ha sido profesor en distintas universidades italianas. Por su parte, Zygmunt Bauman es un sociólogo de prestigio con infinidad de ensayos y libros sobre las clases sociales, la modernidad y la posmodernidad, la globalización y el consumismo entre otros temas. Fue Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2010.