- El paro registrado del mes de marzo establece un aumento sin procedentes que golpea especialmente al sector de la construcción y hunde la contratación
- Andalucía es la Comunidad Autónoma más afectada, seguida de Navarra, la Comunidad Valenciana, las Islas Baleares y Canarias
Texto: Adrià Gratacós Torras
A inicios del 2020 la economía de la Eurozona mostraba ciertos síntomas de debilidad que ya hacían prever una desaceleración del crecimiento económico. En el mes de febrero el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticaba un crecimiento del 1,3% del PIB en la Eurozona y del 1,6% para España. Unos pronósticos que revisaban a la baja las estimaciones realizadas anteriormente.
Y en este contexto, el estallido de la crisis sanitaria provocada por la COVID-19 hace prever el peor de los presagios para el tejido productivo. A pesar de los esfuerzos de las administraciones para tratar de mitigar los efectos económicos de la crisis, el parón de la práctica totalidad de la actividad económica del país ya está suponiendo efectos evidentes en la empleabilidad de prácticamente todos los sectores productivos. Los primeros indicadores de esta tendencia los encontramos en los datos de paro registrado referente al mes de marzo publicados por el Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE). Según el organismo público el mes de marzo de 2020 cerró en España con más de 3,5 millones de personas paradas, lo que supone un aumento en 302.265 personas respecto al mes anterior. Un incremento del 9,31%.
Pero otros indicadores demuestran que la envergadura de los estragos de la crisis sanitaria en el empleo es mucho mayor. El Servicio Nacional de Ocupación (SNE) también ha hecho públicos los datos de afiliación a la Seguridad Social del mes de marzo. Los datos aseguran que el 31 de marzo de 2020 en España había un total de 18,45 millones de afiliados, lo que supone una pérdida de 833.979 afiliados en los últimos 30 días. El desplome es parecido al sufrido en el acumulado de los cinco peores meses de la crisis financia de 2008 y 2009. En ese momento se perdieron cerca de 900.000 afiliados a la Seguridad Social entre el mes de octubre de 2008 y el mes de febrero de 2009. La COVID-19 ha destruido en 15 días la ocupación que la crisis de 2008 destruyó en cinco meses.
Los datos publicados por el Servicio Nacional de Empleo no contabilizan los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) presentado por miles de empresas. Según los datos facilitados por las Comunidades Autónomas a fecha de 3 de abril es habían acumulado 452.000 expedientes temporales que afectan a 2,6 millones de trabajadores y trabajadoras. Cataluña (603.105 trabajadores afectados), Andalucía (427.000) y la Comunidad de Madrid (400.000) son los territorios más afectados por los ERTES aplicados hasta ahora.
El enorme impacto que ha supuesto la crisis sanitaria en el tejido productivo se debe al surgimiento de tres crisis de forma simultánea: una crisis de demanda, una crisis de oferta y una crisis del sistema financiero, algo que no se había vivido nunca hasta ahora. Así lo asegura Francesc Prior, doctor en economía y profesor de ESIC Business & Marketing School. Según Prior, la destrucción de empleo que reflejan los datos de paro registrado se refieren a trabajadores temporales y autónomos que han tenido que detener su actividad. «Principalmente se tratan de trabajadores de sectores económicos que han sufrido un impacto directo, como la construcción y el turismo».
Pero el impacto que puede tener la crisis de la Covid-19 en el empleo puede ser mucho mayor de lo vivido hasta ahora. «Los ERTE hacen referencia a trabajadores indefinidos y sectores económicos que podrían detener el golpe con políticas fiscales agresivas y políticas monetarias laxas, como se está haciendo, si la crisis no dura mucho», asegura Prior. Sin embargo, el doctor en economía alerta que si la crisis se prolonga en el tiempo y se convierte en estructural nos encaminamos a un contexto de «destrucción masiva de empleo».
Una destrucción del mercado laboral que necesariamente conllevará una reestructuración del tejido productivo. «La crisis puede fomentar una redistribución de la capacidad productiva y un incremento de la capacidad industrial de Europa», concluye Prior.
La construcción, el sector que más empleo destruye
Pero volviendo a los datos de paro registrado, según los datos del SEPE, el sector de la construcción es donde la crisis de la COVID-19 ha incidido con mayor virulencia en el empleo. Según los últimos datos publicados, a finales de marzo el sector contaba con 319.386 parados, lo que supone un incremento del 22,9% respecto al mes anterior. El impacto, que según las autoridades del gobierno español se empezaron a notar a partir del día 12 de marzo, también es significativo en el sector servicios y la industria. En relación al sector servicios, en el mes de marzo el paro registrado aumento un 8,97% en relación con el mes anterior, con 206.016 nuevos parados registrados. En el caso del sector industrial, el paro registrado se ha incrementado en 25.194 personas, lo que supone un 9,15% más que en el mes de febrero.
Al otro lado de la balanza encontramos al sector primario, que se ha convertido en el menos afectado por el estado de alarma en relación a la empleabilidad. Durante el mes de marzo la agricultura, la ganadería y la pesca contaban con 159.420 parados registrados, lo que supone un incremento del 4,26% respecto al mes de febrero.
Incremento generalizado en todos los territorios del Estado, pero con variaciones
El paro registrado del mes de marzo ha aumentado en las 17 Comunidades Autónomas del Estado español, pero con intensidades variantes. En el caso de Andalucía el número de personas paradas se ha disparado un 17,2% respecto al mes de febrero, y actualmente roza los 950.000 trabajadores parados registrados. En cambio, Cataluña (con un aumento del 5,5%) y la Comunidad de Madrid (+3%) obtienen incrementos más bajos. El impacto de la crisis de la COVID-19 también es notorio en los archipélagos. Tanto en la Islas Baleares (+9%) como en las Canarias (+9,5%), con economías sustentadas por el sector servicios, y en especial por la hostelería y la restauración, sufren afectaciones importantes en la empleabilidad. También es el caso de Navarra (+10%), la Comunidad Valenciana (+9,7%) y el País Vasco (+9,4%).
Se hunde la contratación y se perpetúa la brecha de género
El mes de marzo de 2020 ha sido catastrófico también para la evolución de los contratos laborales. Según datos del SEPE, durante el tercer mes del año se formalizaron 1.256.000 contratos laborales, 340.000 contratos menos que los realizados en el mes de febrero de 2020 y cerca de 500.000 menos que en el mes de marzo de 2019. De estos contratos, solo el 11,5% (145.393) responden a contratos indefinidos. El hundimiento de la contratación fue ligeramente superior para las mujeres (-21,75%) que para los hombres (-20,78%). Por otro lado, la brecha de género en el paro registrado se mantiene inalterable. Del total de parados en el estado español el 56,9% son mujeres, por el 43,1% de hombres.