Desde que el Nobel de Economía Milton Friedman estableciera su doctrina de que «la responsabilidad social de las empresas es aumentar sus beneficios», el accionista tomó el control de la economía mundial buscando los mayores rendimientos (para aumentar la riqueza general). Hoy en día, sin embargo, es obvio que esta doctrina está dañando profundamente a las corporaciones que continúan manteniendo esta creencia. Analizando los escándalos empresariales mundiales, podemos observar que la mayoría están relacionados con errores en el juicio corporativo y, en última instancia, con el sentido restrictivo de la finalidad corporativa impuesta por Milton Friedman (y su escuela) centrada en la maximización del valor sólo para el accionista. Esta imprudencia ha privilegiado la búsqueda de las más estrechas medidas financieras de rendimiento por encima de los fundamentos, incluyendo la seguridad (por ejemplo, Boing, Volswaken, BP etc.) y los controles ambientales (Total, General Motors, Apple, etc.).
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