HP surgió en noviembre de 2015, fruto de la división de la mítica IT company Hewlett-Packard en dos sociedades independientes. Para conocer de primera mano qué consecuencias ha comportado esta decisión y cómo afectará a los métodos de producción y fabricación el lanzamiento de su tecnología de impresión 3D, hablamos con el vicepresidente y director general del negocio de HP 3D Multi Jet Fusion, Ramon Pastor.
Text: Emma Bouisset
Fotos: HP
Ha pasado casi un año y medio desde la escisión de HP de Hewlett-Packard. ¿Qué balance hacen?
La verdad es que fue una decisión muy meditada y difícil, porque cuando tienes una compañía de más de 100 billones de dólares y la divides en dos tiene que ser por una muy buena razón. Pero un año y medio después, y viendo los resultados, ha sido muy positivo para HP porque nos ha permitido dar un mensaje mucho más claro a nuestro accionariado. Somos una compañía más pequeña, más ágil y mucho más focalizada. Con tres líneas de producto (PC, impresión 2D y 3D), ahora el foco del equipo de liderazgo es el mismo de la mañana a la noche: solo pensamos en PC e impresoras. Y todo este cash que generamos, que antes se utilizaba para expandir la compañía en áreas de IT de empresa (que es donde se ha quedado Hewlett Packard Enterprise), ahora lo reinvertimos en innovación. De hecho, la impresión 3D ha salido de esta reinversión del cash que generamos en I+D.
¿Ningún inconveniente entonces? Lo digo porque ha sido la separación más grande de una corporación…
¿Inconvenientes? Bueno, pues, como siempre, todo el tema de negociación con proveedores, el coste de componentes que tenemos o nuestro portfolio que, claro, se ha visto reducido. Pero si comparas los riesgos y los beneficios, al final, seguimos siendo la empresa número uno en impresión, con lo cual, seguimos teniendo una ventaja, en volumen, muy importante respecto a nuestros competidores. Y en PC, lo mismo: mantenemos nuestra posición de liderazgo en volumen, por lo que podemos ofrecer a nuestros clientes equipos a un coste mucho menor. Seguimos manteniendo nuestras fortalezas y volveríamos a tomar la misma decisión.
“El nuevo paradigma está hecho para pequeñas empresas que pueden volver a ser competitivas produciendo aquí, en España.”
Hablando de fortalezas, en diciembre de 2016 lanzaron la HP Jet Fusion 3D, su primera impresora 3D, una tecnología que promete ser toda una revolución para la industria. ¿Qué esperan conseguir?
A corto plazo, situarnos en este mercado y transformar cómo la gente hace prototipos y empieza a producir. Pero esto es solo el principio. Nuestra visión es transformar la forma en que hoy se produce (en masa, productos genéricos, producción centralizada) a una forma diferente de producir (producción personalizada, bajo demanda, distribuida). Queremos volver a traer las fábricas a Europa y a EE. UU. Unidos, volver a localizar y producir muy cerca de donde está la demanda y sólo aquello que se necesita. Lograr, pues, una producción mucho más equilibrada y mucho más ecológica. Queremos transformar la industria del manufacturing, una industria enorme de 12 trillones de dólares. Vale la pena.
¿Y por qué ahora? La tecnología de impresión 3D no es nueva. ¿Qué ha cambiado en el sector desde que se inventó (hace 30 años) y cómo esto ha condicionado a las decisiones de la empresa?
Es una gran pregunta. De hecho, como dices, la impresión 3D se inventó a principios-mediados de los 80 al mismo tiempo que la impresión digital 2D. Pero si comparas la evolución de los dos mercados, mientras que la impresión 2D digital ha creado un mercado mundial de unos 230.000 millones de dólares, el mercado de la impresión 3D es de 5 o 6.000 millones de dólares. Hay varias razones que explican el porqué. La primera es cómo las dos tecnologías han aprovechado las macrotendencias mundiales. La impresión 2D explotó porque hubo una megatendencia a nivel mundial que fue la aparición de los PC, de los tratamientos de texto y de aplicaciones, que hicieron que una persona pudiese generar contenidos que quería imprimir, y entonces necesitó una impresora doméstica o de oficina para hacerlo. O sea, hubo una macrotendencia y la tecnología la aprovechó. En el caso de la impresión 3D, las macrotendencias (la personalización de productos y servicios, el acortamiento de los ciclos de innovación, el mindset ecológico, etc.) están pasando ahora, cuando realmente el mundo está preparado. La otra razón es la evolución de la tecnología. Porque al final, tú, para coger aplicaciones, necesitas que la tecnología se adopte. Por ejemplo, la tecnología de impresión 2D pudo hacer fotografías cuando tuvo calidad fotográfica. Antes no podía. Pero es que mientras que la tecnología 2D ha evolucionado muchísimo (de las primeras impresoras a lo que vemos ahora en calidad de imagen, en rapidez, no hay comparación), las tecnologías actuales 3D respecto a las que había hace 30 años son exactamente las mismas, ligeramente mejoradas. Con lo cual, no ha habido un cambio disruptivo, ha habido un cambio muy incremental. Pero eso también está cambiando. Por ejemplo, nuestra tecnología 3D es totalmente nueva. Y el hecho de que ya en la primera generación podamos producir 10 veces más rápido a mitad de coste da idea de hasta qué punto ha habido poca innovación hasta ahora. Con el cambio de macrotendencias actual a nivel mundial y gracias a estas tecnologías que ahora sí están listas para ser escaladas a producción, pensamos que habrá una aceleración.
Pero con un mercado español compuesto en su mayoría por pymes y con tan solo un 8% de empresas con un nivel de digitalización avanzado*, ¿cree que estamos listos para adoptar realmente esta tecnología? ¿Cómo va a afectar a la industria española y a las fábricas del futuro la eclosión de la impresión 3D?
Yo creo que, seguramente, es la primera vez que en España una revolución industrial nos cogerá bien preparados. Hasta ahora, las evoluciones tecnológicas dieron ventaja a los países que tenían ciertas materias primas y estaban mínimamente avanzados para adoptar estos cambios porque tenían masa crítica: empresas grandes que salían reforzadas al invertir las primeras en las revoluciones. Este cambio es diferente porque lo que se intenta ahora es bajar formidablemente las barreras de entrada para poder diseñar y poder producir. Con lo cual, tener empresas grandes ya no es una ventaja. De hecho, es un inconveniente, porque las empresas grandes son más lentas a la hora de hacer cambios. Ahora las empresas pequeñas por primera vez pueden acceder a elementos de fabricación: estamos hablando de que las máquinas que estamos empezando a producir nosotros, que son las más avanzadas del mundo, pueden adquirirse a partir de 150.000 euros. Con lo cual, para las pymes es una gran oportunidad de tener un punto de competitividad respecto a otras grandes empresas que tienen unas grandes fábricas en China, pero que, en ciertos aspectos, no van a poder ser competitivas frente a una tecnología que puede hacer productos personalizados, pequeñas tiradas, que puede responder en días, etc. El nuevo paradigma está hecho para pequeñas empresas que pueden volver a ser competitivas produciendo aquí, en España.
“La mayoría de combustible que se gasta hoy en día es para trasladar productos. Poder hacer una fabricación mucho más distribuida, cerca de la demanda y usando sólo lo que se necesita [gracias a la tecnología 3D] tiene un impacto brutal en la cantidad de energía que como planeta vamos a consumir dentro de una década.»
¿Y en los demás mercados donde opera HP, cree que el impacto será el mismo?
Sí. La verdad es que nosotros vemos una inquietud de cambio a nivel mundial. Evidentemente, más en Europa y en EE. UU. que en el resto del mundo. Aunque China se está poniendo las pilas porque percibe una amenaza. Pero, otra vez, yo creo que los países que tienen un tejido industrial no necesariamente muy grande, como es el caso de España, si adoptan pronto esta tecnología, y ahora hay una ventana de oportunidad corta para tener una ventaja competitiva, van a tener cinco años muy buenos para sus economías.
Sobre todo teniendo en cuenta de dónde venimos. En el caso de HP, ¿cómo les han afectado los últimos cambios globales como la crisis o el auge de la globalización?
La crisis nos ha ayudado a todos a repensar nuestros procesos, nuestras estructuras y a ser mucho más ágiles. En 2008, por ejemplo, llevábamos el mercado de gran formato de impresión 2D y en tan solo unos meses el mercado principal de la construcción nos bajó la demanda un 30% (en España, un 80%). Claro, delante de esto tienes que replantearte cómo estás haciendo las cosas. Y, de hecho, hemos salido de la crisis mucho más reforzados, con unos procesos mucho más ágiles y con una forma de pensar mucho más ligera que nos hace reaccionar mucho más rápidamente a cambios de mercado. La impresión 3D ha sido un ejemplo de cómo desde Barcelona, que llevaba el mercado de gran formato, vimos la posibilidad de crear un nuevo mercado. Y esto solo es posible cuando tienes la inquietud de hacer crecer el negocio detectando qué necesidades tiene tu cliente. Y es que nosotros vimos que tenían la necesidad de hacer piezas 3D para prototipaje. Y entendimos que el prototipaje solo era la punta del iceberg, y que lo realmente grande es transformar la producción. Toda esta inquietud de entender al cliente e ir más allá de sus necesidades manifiestas, es decir, viendo ya cuáles podría tener en el futuro, es lo que nos ha llevado hasta aquí. Si no, nos habríamos quedado en el 2D. Y esto, al final, también es el resultado de cómo hemos reaccionado delante de la crisis.
Y en cuanto a la responsabilidad medioambiental, ¿cuál es su política?
Cuando empezamos a trabajar en la tecnología 3D lo primero que hicimos fue analizar su impacto ecológico. Y, desde el primer momento, un parámetro de diseño era: primero, que las piezas que hiciésemos se pudieran reciclar; segundo, que el plástico que no se usara para hacer la pieza se pudiera reutilizar; y tercero, que el balance de carbon footprint entre fabricación tradicional versus la fabricación que nosotros íbamos a impulsar fuese netamente positivo. Y es muy positivo. Si lo piensas, la mayoría de combustible que se gasta hoy en día se utiliza para trasladar productos desde donde se fabrican hasta donde se consumen. El hecho de poder hacer una fabricación mucho más distribuida, muy cerca de la demanda y usando sólo lo que se necesita, tiene un impacto brutal en la cantidad de energía que como planeta vamos a consumir dentro de una década.
“Por cada dólar de I+D que invertimos en HP en Sant Cugat, un tercio va a universidades, centros tecnológicos y empresas que nos acompañan en el desarrollo de producto.”
Volvamos a la historia de Hewlett Packard (y, por tanto, de HP). La compañía está impregnada del halo romántico que acompaña al nacimiento y auge de las empresas high tech de Palo Alto. ¿Pero cree que es suficientemente atractiva para retener el talento en un sector en el que la confidencialidad es tan importante? ¿Cómo lo gestionan?
Es una gran pregunta porque si bien es muy importante atraer talento, mucho más importante es mantenerlo. Y el talento, al final, solo lo mantienes cuando les das a los jóvenes un proyecto muy interesante que sea trascendental y cuando permites que la gente pueda crecer profesionalmente. HP es una compañía muy grande, con muchos negocios y con presencia en muchos países, y como política de empresa lo que hacemos es facilitar esta inquietud de crecer. Evidentemente, la retribución también ha de ser competitiva. Pero solo pagar bien no es suficiente. Tienes que dar trabajo interesante y oportunidades de crecer. Solo así puedes retener el talento.
Por otro lado, ¿qué lugar ocupa la cooperación en una compañía como la suya?
Internamente es muy importante. Todo el trabajo en equipo en HP es primordial. Por eso, por ejemplo, en nuestras oficinas no hay ninguna puerta y disponemos de espacios colaborativos. Además, en el campus de Sant Cugat [la sede del negocio de impresión 3D a nivel mundial, en Barcelona, con 1.900 trabajadores] tenemos 61 nacionalidades, lo que significa que hay una gran diversidad desde el punto de vista cultural, de género, de procedencia o de background académico trabajando en este proceso de innovación. Externamente colaboramos con muchas empresas que forman parte de nuestro círculo de innovación. Por cada dólar de I+D que invertimos en HP en Sant Cugat, un tercio va a universidades, centros tecnológicos y empresas que nos acompañan en el desarrollo de producto. Tenemos un ecosistema de innovación muy potente y nuestro efecto tractor en Barcelona y en España es muy importante.
Para terminar, ¿tras casi 80 años de historia, cuáles diría que han sido los factores clave del éxito de HP y qué retos de futuro les esperan en la próxima década?
Yo creo que hay tres factores básicos que los fundadores, tanto William Hewlett como David Packard, tuvieron claros desde el primer momento. Primero, la cultura de compañía: creer que los trabajadores van a hacer un buen trabajo si les das los medios para ello. Ofrecerles flexibilidad, un ambiente en el que crecer, sin puertas y con acceso a hablar con quien quieran de la compañía cuando quieran, y trabajar en equipo. Segundo, poner el foco en el cliente, en solventarle un problema. Porque nosotros somos, y este es el tercer factor, una empresa tecnológica, y nuestra proposición de valor siempre es gracias a la tecnología. Nuestra diferenciación es que no hacemos tecnología por la tecnología sino para resolver un problema del cliente. Le observamos y, al entender las macrotendencias mundiales y ver hacia dónde va la industria, nos anticipamos a sus necesidades. Así es como realmente tenemos esta conexión.
En cuanto a los retos de futuro, en general, son: cómo afianzar estos dos grandes mercados que tenemos (PC e impresoras) y ver en qué nuevos mercados podemos hacer una contribución. Impresión 3D es uno, pero también estamos mirando otros mercados donde, con nuestra vocación de ingeniería, de hacer innovaciones tecnológicas y con nuestro enfoque a cliente, podamos realmente cambiar la ecuación para muchas industrias que necesitan verlo así.
*Fuente:Informe Industria 4.0, PwC.
Máster en Ingeniería por la UPC, Business Degree por el IESE Barcelona, Licenciado en Humanidades y con formación oficial en Desarrollo de Producto y Estrategia por el INSEAD y el MIT, Ramon Pastor se incorporó a HP en 1992 y, desde entonces, ha ocupado diferentes posiciones: “Empecé mi carrera en I+D y he trabajado en Operaciones, en Marketing y en Dirección de Negocio”, explica el actual vicepresidente de HP y director general del negocio de HP 3D Multi Jet Fusion. El suyo es un ejemplo de carrera profesional desarrollada durante más de 25 años dentro de una misma compañía, una de las señas de identidad de HP “y una gran ventaja que ofrecemos a nuestros trabajadores”, destaca el también director general del centro de HP en Sant Cugat del Vallés (Barcelona). Previamente a su rol actual, Pastor fue vicepresidente y director general del Negocio de Impresión en Gran Formato, y director de I+D.